sábado, 28 de mayo de 2011

Una "vuelta de tuerca" a los cuentos de hadas, por las alumnas de la cátedra.

Las alumas escribieron nuevas historias a partir de los cuentos de hadas clásicos. La consigna era una sola: reinvindicar a los malvados que pueblan esa literatura, y demostrar así que "no todo es lo que parece"

MI VERSIÓN DE LOS HECHOS…
                                       Por la bruja de Hansel y Gretel

Una tarde estaba descansando, cuando de repente sentí un ruido muy extraño que venía de mi ventana de chocolate. Primero pensé que eran ardillas, no le di mucha importancia, sólo hice un poco de ruido para espantarlas, y volví a mi cama. Pero el ruido seguía, así que salí a investigar.
Para mi sorpresa, no eran ardillas, sino unos niños sucios, muy flaquitos y muy hambrientos. Mi pena pudo más y los invité a pasar. Preparé el cuarto de huéspedes, para que tengan una cama cómoda y calentita donde dormir.
Mientras ellos se aseaban les preparé un rico banquete, con el cual saciaron su hambre.
Después de cenar los cobijé a cada uno en su cama y les apagué la luz. Gretel estaba un poco asustada y triste, entonces le conté un cuento y antes de terminarlo, ya estaba plácidamente dormida. Parecía un angelito.

Yo estaba tan feliz con ellos, ya estaba cansada de estar sola, de hablar solamente con mis plantas.
Los adopté como nietos. Les cocinaba sus comidas favoritas, salíamos a pasear por el bosque, les tejía mantas, y les hacía todo lo que me pedían.
La niña parecía estar muy contenta en mi casa, pero Hansel tenía algo extraño en su mirada. Era muy desconfiado, lo vi en sus ojos.
Una mañana, Hansel dijo que quería comer un rico pavo con puré. Entonces le pregunté a Gretel si quería ayudarme y ella con una gran sonrisa comenzó a hacerlo. Pero cuando le pedí a Hansel que abriera el horno para cocinar el pavo, me empujó y yo caí en él.
Cerró la puerta y se fue corriendo. Gretel, asustada, logró abrir la puerta. Hansel volvió, la agarró de la mano y se la llevó. Nunca más los vi.
Por suerte ya estoy recuperada de las quemaduras, pero me siento muy triste por lo que pasó. Yo los quería a esos niños, especialmente a Gretel.


Autoras: Dafne Batistta;  Johana Eyeralde; Catalina Paolini; Micaela Sigurani


NO TODOS LOS LOBOS SON MALOS
   
    Hace mucho mucho tiempo, yo vivía en un bosque, sintiéndome muy solitario y aburrido, sin amigos para divertirme.
    Una mañana, mientras me desperezaba, escuché ruidos que llamaron mi atención. Me asomé por la ventana y vi a lo lejos tres animalitos rosados que se acercaban cada vez más hasta donde yo estaba. Eran gorditos, con un rulito de cola y sin pelos como los míos. Traían tres carretillas cargadas de cosas, que pronto supe que eran para construir sus casitas.
    Me acerqué para ver mejor y pude darme cuenta de que mis nuevos vecinos eran tres lindos chanchitos. Mi alegría fue muy grande al saber que, a partir de ese momento, ya no estaría tan solo en ese gran bosque.
    El más pequeño tomó unas pajas y empezó a trabajar.  Me escondí detrás de un árbol y no me animé a hablarle porque, aunque no lo crean, soy muy vergonzoso. Al rato, hice un esfuerzo y salí de mi escondite para preguntarle si necesitaba ayuda. Me contó que, a partir de ese día, viviría en el bosque con sus dos hermanos. Quise, entonces, regalarle unas flores para que pudiera decorar su casita, me agaché un poco y sentí muchas ganas de estornudar. Mi tristeza fue muy grande al ver que, con mi estornudo, derrumbé la casita que con tanto esfuerzo había construido el chanchito.
     Me acerqué a su hermano, que estaba construyendo su casa con maderas, y quise ayudarlo pintando la puerta, pero olvidé   que soy alérgico a la pintura y nuevamente, al estornudar, dejé sin casa al pobre chanchito.
     Los dos se fueron con su hermano mayor y se metieron en su casa de ladrillos. Estaba muy triste porque no había podido ayudarlos y, lo peor de todo, los había dejado sin casa.
    Decidí, entonces, ir a pedirles perdón. Me asomé por la ventana  y los pude ver. Se me ocurrió una gran idea: entrar por la chimenea. Pensé que a los chanchitos les gustaría la sorpresa y así me perdonarían. Me bañé, me peiné y me puse mi perfume favorito, también junté algunas frutas y flores para regalarles. Quería que esos chanchitos me quisieran y fuesen mis amigos. Logré subir a la chimenea y me tiré. El hermano mayor estaba preparando la cena y yo caí en el agua hirviendo.    Fueron tan grandes mis gritos y mis saltos que volví a salir por la chimenea.
    Desde ese día, sigo viviendo solito en mi casa, como siempre. No pude darles los regalos que les había preparado ni pedirles perdón. Algún día los chanchitos sabrán que yo sólo quería que fuésemos amigos…

 Autoras: Cielo Martinez; Lourdes Fleitas; Maricel Ortiz; Rocío Prieto; Carolina Ziegler; Pamela Fornier


                       LA HISTORIA OCULTA DE BLANCANIEVES  
Hace mucho tiempo me encontraba en mi castillo dentro de mi habitación, mirándome al espejo como todas las mañanas. En ese momento, entró Blancanieves y me dijo: “Nunca fuiste ni serás tan bella como yo” y riéndose se marchó.
Les cuento que, a mis súbditos les gustaba mucho cómo reinaba pues me devolvían todo lo que yo hacía por ellos con monedas de oro. Yo no estaba de acuerdo, me parecía que estaba mal, pero ellos se sentían bien dándomelo. A su vez, sin que se dieran cuenta, se los retribuía realizando una enorme fiesta para toda mi gente.
Pero, al rey de la otra aldea, no le caía muy bien la idea de la fiesta para mi gente, y según los rumores, a los cuales yo hacía caso omiso, él estaba enojado conmigo por esta razón.
Un día, uno de los peones del castillo, me trajo una canasta de manzanas rojas; era un regalo del rey de la aldea junto a la mía. Me pareció un buen gesto de su parte, pero decidí guardarlas para  ir a pasear después de comer.
 Desde pequeña siempre me gustó disfrazarme, y como estaba muy aburrida, decidí vestirme de abuelita para poder salir del castillo a dar una vuelta por el bosque sin que me reconocieran.
Al entrar al bosque, apareció Blancanieves; pensé que me descubriría, pero no lo hizo.
Como ella era una chica muy caprichosa, quiso una de mis manzanas y eligió la más roja de todas. Luego de habérsela dado, me despedí, y continué con mi paseo. Durante éste, me encontré con varios peones que amablemente me dieron agua y pan, puesto que tenía mucha sed por caminar tanto, y como forma de agradecimiento les di dos monedas de oro. Seguí un poco más y me encontré con las más divinas criaturas del bosque, que me acompañaron en mi paseo, mientras me contaban cómo era vivir en ese lugar.

Caía sobre mí la noche, y decidí volver a mi castillo. Cuando llegué, vi un gran tumulto y me pregunté qué sucedía.
Entré a mi castillo y me saqué el disfraz de anciana, golpearon mi puerta y era mi peón y quien me dijo que Blancanieves había sido envenenada por culpa de una manzana, y que era justamente la que yo le había dado en el bosque.
Al ver todo lo que sucedía, empecé a sentir mucha culpa, y fui a lo de una bruja amiga para que me diese una pócima, y así poder despertar a Blancanieves.
Al conseguirla, envié a un apuesto príncipe para que llevara la pócima y éste, luego de habérsela dado de beber, se sorprendió al ver que Blancanieves se despertó.
Ella, que no sabía dónde se encontraba, le preguntó al príncipe qué había sucedido. Él, tras ver el resultado, guardó la botella dentro de su bolsa y le contó que había estado bajo un hechizo y que gracias a él, despertó. Ella le agradeció mucho y como recompensa le dio un beso.
Cuando regresaron al castillo, la gente estaba contenta al ver que la muchacha estaba bien.
Me puso muy contenta el verla sana y salva, pero ella no estaba alegre al verme, es más, les dijo a todos los del reino, que había sido yo la que la envenenó, porque le convenía a ella y a su príncipe que se pensara eso.
Algunos le creyeron.  Pero estaban equivocados, pues yo la quería mucho, y nunca la voy a dejar de querer, porque a pesar de todo, no deja de ser una niña.

Autoras: Carla Alarcón, Nerea Boffa ; Evelyn Farabello, Jaqueline Lucero, Natali Paiz.


                                                        LA OTRA CARA DEL HADA 
Les voy a contar cómo fui acusada por las demás hadas y todo el reino; la historia comienza mucho tiempo atrás, cuando en una comunidad de la que todas las hadas formábamos parte, se nos dio un don diferente a cada una. Desde ese momento empezaron a tenerme envidia, ya que recibí el mejor don. Este consistía en tener el pelo más rubio, más hermoso, largo y brillante que cualquier otro, y que todo lo que este tocase, se convertiría en oro.



Un tiempo después, nace la esperada hija de los reyes, por lo que ellos deciden hacer una fiesta de bienvenida, a la cual yo no fui invitada, por culpa de la gran envidia de las otras hadas, ya que estas estaban celosas, porque mi regalo sería el mejor y ninguna de ellas podría regalarle a la princesa un regalo del más fino oro. Por esto, me enojé mucho, y sin darme cuenta, fui a la fiesta y  lancé un poderoso hechizo; el cual cayó sobre la princesa por accidente, ya que, al forcejear con las demás hadas que querían que me fuese, un rayo salió de mi varita y fue a dar sobre la cuna de la princesa. Al ocurrir esto, me di cuenta que debido a mi gran enojo había cometido una maldad; entonces, corriendo fui en búsqueda de una de las hadas y le pedí como favor que modificara el hechizo, ella así lo hizo. Y así logró que la princesa no muriese, pero como el hechizo era muy fuerte, el hada nos dijo, que a los quince años la joven se pincharía el dedo con un huso, y la única forma de salvarla, sería con el beso de un joven príncipe. Pero transcurridos los quince años, para estar segura, fui al cuarto donde quedaba el único huso de todo el reino, y le pedí a la princesa que no lo tocase, pero ella, muy intrigada al ver este objeto desconocido, lo tocó, y así cayó en un profundo sueño. Al llegar los reyes y verme ahí, me culparon, y así fue cómo fui expulsada del reino, y todos me dieron la espalda. Luego de pasar muchos años en busca de un príncipe, que pudiese despertarla, al fin di con él y, relatándole todo, lo llevé al castillo, y este logró despertarla. Tiempo después fue celebrada su boda, a la cual no fui invitada a causa de los sucesos que ocurrieron. Por esta razón, decidí contar mi verdad de este modo.
Autoras: Anabella Tommasi, Mariangel Ojeda, Nadia Marignani, Gisela  Schaaff .

4 comentarios:

  1. Estoy muy orgullosa de que nuestras producciones se vean reflejadas acá.
    Es un gran incentivo para seguir mejorando día a día!
    Espero que nuestras redacciones enriquezcan el blog.
    Saludos a todas!
    Dafne

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  2. Esta muy bueno el Blog! y esta mas bueno aun que se publiquen nuestros pequeños, pero tan valiosos cuentos!. un beso grande a todos!
    Evve Farabello

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  3. Qué bueno saber, chicas, que este blog les está trayendo pequeños grandes orgullos y lindas alegrías. De eso se trata: de disfrutarlo y sentirlo propio.
    Besos a todas!
    Belén

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  4. ¡Me encantó ver el cuento que escribí con mis compañeras publicado!, es un incentivo muy grande ya que cada vez nos vamos a soltar mas y escribir grandes historias.
    un beso
    Paolini Catalina

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